No preparé este viaje tanto como otros anteriores, me lo confirmaron con pocas semanas de anticipación y me tocó en un momento difícil, tanto laboral como por la contingencia, pero igual armé un mini itinerario con ruta de tiendas y algunos puntos turísticos, aunque fui en el mood de pocas fotos y más de disfrutar.
La principal razón de este viaje… Acompañé a mi pololo por trabajo a la Bienal Iberoamericana de Diseño en Matadero Madrid, donde le tocó exponer sobre Materiales DIY. Fue muy bacán, me sentí muy orgullosa (como siempre) y pude apreciar el buen nivel que se está logrando en Conce, estamos en sintonía con todo el mundo y eso es realmente motivador.
Sobre el Airbnb, Gino lo encontró de pura suerte y cómo tenemos un gusto muy similar, supo de inmediato que me enamoraría de ese espacio. Era hermoso y me sentaba en las mañanas a contemplar el lugar y a trabajar mientras Gino estaba en el BID. Manuela, la host, era un encanto de persona, muy chistosa, sociable y transparente. El precio fue de $58.000 pesos diarios y estaba ubicado en un barrio hermoso al lado del Metro La Latina. Por favor, si necesita el dato pídamelo, no se arrepentirá de quedarse en un lugar sofisticado, limpio y acogedor a la vez (además de súper seguro).
Todo es lindo en Madrid, las grandes avenidas como la Gran Vía tiene un súper parecido a NYC, camina mucha gente estilosa y acelerada, como en todas las capitales. Me gustó tanto, que volví varias veces a esta avenida, donde están todas las tiendas más cooles de España. En general, Madrid es una ciudad perfecta para vivir, tranquila, hermosa y elegante.
Primark es una real shit, así nivel Forever21. Ropa de muy mala calidad, telas desechables y diseños repetidos. Me sentí bien de no comprar nada ahí y optar por menos cosas, pero de mejor calidad y durabilidad. La gente sale con bolsas y bolsas de esa tienda, son muchos pisos de basura y la locura por comprar es agotadora.
Finalmente, compré solo en tiendas españolas, que no por serlo significa que sean tiendas de moda justa o sostenible, el retail español impacta negativamente en todo el mundo, con el Grupo Inditex y sus cadenas Zara, Pull&Bear, Bershka y Stradivarius. Así que asumo mi culpa, porque la calidad de la ropa es bastante mejor que las “cadenas basura” que ya conocen.
Tampoco había mucho que comprar porque estaba todo hiper mega invernal, muchos abrigos maravillosos, chalecos, polerones y peludos, que claramente no iba a comprar, porque no tenia espacio en la maleta para eso. Así que continué mi búsqueda y me traje solo esenciales de Madrid y solo marcas españolas.
La maravilla empieza en la Calle Fuencarral, la que desemboca en el Barrio Malasaña. Empezando esa calle por la Gran Vía, te encontrarás con muchísimas tiendas como Mango, Muji y Decathlon. Si sigues caminando, el barrio empieza a cambiar por completo, las calles se enangostan, empiezan a aparecer edificios rosados y anaranjados, todos con pequeños balcones y que forman laberintos de exquisito patrimonio arquitectónico.
Aquí fui directo a un par de tiendas de objetos y diseño de vestuario, que había encontrado en Instagram, DOOC.EU y Rughara, donde compramos pequeñas cosas para nuestra casa como la maceta de tetita.
Comimos en Malasaña en dos partes especiales y muy diferentes una de la otra. El primer día fuimos a un restaurant Krishna. Yo soy vegetariana y me encanta probar sabores exóticos de verduras preparadas de diferentes formas. Comimos muy barato, 7 euros por persona y el menú traía muchas cosas; berenjas rebosadas, ensalada, guiso de garbanzos y arroz, queque de zanahoria de postre y una infusión de hierbas muy rica.
En Avocado Love, todo muy sofisticado, desde el Interiorismo, hasta la carta. Si viviera allá, pondría una carpa afuera de este restaurant, para comer ahí todos los días. Pagamos 12 euros por el menú y fue una experiencia religiosa. Dejaré por aquí una foto de la comida, porque en palabras cuesta explicar y menos podrán imaginar los sabores, así que no ahondaré mucho y me ahogaré en mi recuerdo.
Otro día visitamos la Calle Serrano, donde están todas las tiendas de lujo, pero no porque me gusten ni porque quisiera comprar ahí, porque ninguna de las anteriores. Fue porque fuimos en la búsqueda de 2 tiendas Ikea que estaban muy cerca, una en Metro Velazquez y otra cerca de Metro Ruben Dario. Ambas pequeñas comparadas con la que conocía de Brooklyn, son pequeñas pero hermosas tiendas con lo esencial. Y aunque uno va más a sufrir que otra cosa (porque no te puedes traer muebles) igual rescatamos algunos objetos para nuestra casa, como un espejo de 2 euros, unas perchitas de 1,5 euros, chocolates para regalar y unas bolsitas de rejilla que nunca había encontrado en Chile.
Así, caminamos por una extensa avenida de tiendas de lujo, donde también habían tiendas más accesibles como Uniqlo, que me encanta, Camper y Bimba y Lola.
Luego comimos las mejores pizzas, tortillas de papas y quesos del mundo, con cerveza Mahou ¡Qué bien se come en España coño! Me dio hambre, así que pronto vuelvo por un post resumido sobre Barcelona y lo que a mi me gustó.