Ya empecé mi mes sin redes sociales, aquí relataré mi experiencia, mi angustia y ansiedad, mis logros y satisfacciones sobre este proceso puntual y desafío personal.

Ya empecé mi mes sin redes sociales, aquí relataré mi experiencia, mi angustia y ansiedad, mis logros y satisfacciones sobre este proceso puntual y desafío personal.
Hace un tiempo vengo digiriendo la idea de hacer una pausa, no por algo en puntual, solo una idea de autocuidado que he visto en Instagramers que sigo, como Mariana Matija o Fran Meneses, entendiendo la magnitud de lo que ellas hacen, yo vendría a ser la araña de mascota de Mariana. Sin embargo, cada uno entiende y percibe su estado emocional de una forma muy íntima, sin importar si eres un mega influencer o un simple mortal.
Cada cierto tiempo hay que sentarse a repasar lo que uno está viviendo. Se imaginan echar a andar la máquina sin hacerla parar o descansar nunca.
Cada vez que publico en segundo plano mis jornadas de Youtube me preguntan, a quién estoy viendo, tratan de achuntarle quién es, me piden que yo misma vuelva a hacer vlogs y a lo que venimos, recomendar mis youtubers favoritas.
De una semana a otra, diagnosticada de gastroenteritis. Estuve de vacaciones por 1 mes, volví y llegó marzo, alcancé a estar 2 semanas sana, energética y en mi estado de equilibrio de siempre. Los 30 días de descanso no sirvieron de absolutamente nada, solo un buen recuerdo.
Nunca me había tomado tanto tiempo de vacaciones y no puedo decir que fue lo mejor, la semana 3 me dio el ahogo, esa necesidad del alma reclamando por volver a la normalidad, porque estar de vacaciones es como soñar, que no tienes responsabilidades ni pendientes, un aburrido sueño sin emoción.
Son hartos, vividos intensamente aunque últimamente con mayor tranquilidad, mi vida se detuvo a los 30. Siempre le digo al Gino que siento como que el tiempo estuviera detenido, que no he sentido los 5 años que han pasado desde que estamos juntos, que está todo tan bien que a veces me pregunto ¿cuándo va pasar lo malo que tiene que pasar?
A pocos días de salir de vacaciones, reflexionando sobre el cambio de año, lo rápido que han pasado estos días y todo lo que se viene para el 2022, concluyo antes de empezar, que la vida no se trata de pasar el tiempo esperando un viaje o las “añoradas vacaciones”, la vida se trata de hacer todo lo que a uno le encanta, disfrutar todo lo que el lugar donde vives te entrega y aprovechar cada día, por más labores y pendientes que tengas.
Primero quiero definir este año en tres palabras: sorprendente, esperanzador y reafirmante, así como una crema para la piel. No esperaba nada de lo que pasó y aún no asimilo cada peldaño que subí, cómo los subí y hasta donde llegué.
Es un tema que me ha estado dando muchas vueltas últimamente, lo de reconocer que aunque quisiera no logro dar mi 100% en todos los compromisos que adquirí este año.
Debe estar conectado para enviar un comentario.