Tengamos cuidado con los pasos que damos en nuestra vida digital, tal cual como en la terrenal, porque podemos hacer mucho daño sin darnos cuenta, desde una indirecta “sin mala intención” hasta un comentario sin reflexión.

Tengamos cuidado con los pasos que damos en nuestra vida digital, tal cual como en la terrenal, porque podemos hacer mucho daño sin darnos cuenta, desde una indirecta “sin mala intención” hasta un comentario sin reflexión.
En mayo del 2022, una vez confirmado el local de nuestros sueños, luego de 1 mes intentando tener ese local, compitiendo con otros cafés de Concepción, empezó la odisea de Griso.
Todo empezó hace 4 años con una idea de un café que no concretamos, por suerte. La idea era totalmente diferente, un café al paso, pequeño y acogedor, pero nada parecido a lo que hicimos con Griso.
Hace un tiempo con unas ganas de volver por aquí, pero me quedé en eso, en las ganas.
Ya empecé mi mes sin redes sociales, aquí relataré mi experiencia, mi angustia y ansiedad, mis logros y satisfacciones sobre este proceso puntual y desafío personal.
Hace un tiempo vengo digiriendo la idea de hacer una pausa, no por algo en puntual, solo una idea de autocuidado que he visto en Instagramers que sigo, como Mariana Matija o Fran Meneses, entendiendo la magnitud de lo que ellas hacen, yo vendría a ser la araña de mascota de Mariana. Sin embargo, cada uno entiende y percibe su estado emocional de una forma muy íntima, sin importar si eres un mega influencer o un simple mortal.
Cada cierto tiempo hay que sentarse a repasar lo que uno está viviendo. Se imaginan echar a andar la máquina sin hacerla parar o descansar nunca.
Cada vez que publico en segundo plano mis jornadas de Youtube me preguntan, a quién estoy viendo, tratan de achuntarle quién es, me piden que yo misma vuelva a hacer vlogs y a lo que venimos, recomendar mis youtubers favoritas.
De una semana a otra, diagnosticada de gastroenteritis. Estuve de vacaciones por 1 mes, volví y llegó marzo, alcancé a estar 2 semanas sana, energética y en mi estado de equilibrio de siempre. Los 30 días de descanso no sirvieron de absolutamente nada, solo un buen recuerdo.
Nunca me había tomado tanto tiempo de vacaciones y no puedo decir que fue lo mejor, la semana 3 me dio el ahogo, esa necesidad del alma reclamando por volver a la normalidad, porque estar de vacaciones es como soñar, que no tienes responsabilidades ni pendientes, un aburrido sueño sin emoción.
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