Cada cierto tiempo hay que sentarse a repasar lo que uno está viviendo.
Se imaginan echar a andar la máquina sin hacerla parar o descansar nunca.
Como consejo/terapia, recomiendo parar, dentro de lo realista y práctico, no parar así como darse vacaciones literalmente. Sino sentarse un momento con uno misma y reflexionar todo lo que pasó en la semana.
Cada día me impresiona más la cantidad de cosas que pasan en un día, aunque mi vida está ciertamente más agitada que de costumbre, ha sido precisamente eso lo que me ha hecho reflexionar y darme cuenta o hacerme más consciente de lo que estoy cambiando o lo que estoy aprendiendo.
Así que hoy, como cada semana me siento y desmenuzo cada acto, cada persona con la que estuve, cómo fue conmigo, las cosas que me gustaron de la gente y las que definitivamente me asquearon.
Miro los lugares que visité, lo que comí, pienso en cuando me sentí incómoda, cuando sentí frío o cuando me sentí como en casa, porque una persona puede ser capaz de hacerte sentir así, so comfy y otras veces, tan ajena.
También analizo la vida desde una mirada más amplia, pienso en las personas que han pasado por aquí, las que han dejado su marca, para bien o para mal, la cantidad de cosas que he superado de esa etapa tan difícil, la de entre los 20 y los 30, el periodo más crudo de la vida de alguien, siendo tan joven pero tan ciego. Ese no ver y no querer ver, la constante de los 20 y tantos, que te lleva a tantos errores.
Y la satisfacción de cuando realmente logras ver la vida con otros ojos, clasificar a las personas por lo que realmente son y no porque lo que aparentan.
Ahí es cuando me doy cuenta, que el pasado es el mejor aporte a quien soy hoy. Que es ese pasado el que precisamente me permite disfrutar tanto el presente.
Valoro lo importante que es ser valiente para la toma de decisiones, que la vida es eso, un constante decidir bien o equivocarse mucho. Y que yo decidí muy bien, que aunque en algún momento tomé el camino más difícil de la soledad y el autocuidado por un buen tiempo, hizo que la vida me llenara de hermosas posibilidades.
El presente, es tan distinto a lo que está viviendo la Camila del 2015, allá, en esos años, sigue caminando sin saber para dónde ir.
Y la del presente, está aquí viviendo muchos cambios, más consciente que nunca de lo que es hacer las cosas bien, caminando tranquila escuchando música, mirando el cielo para saber si está lloviendo, viendo ese árbol tan bello que nunca vi antes, grabando los pies caminando entre las hojas del otoño, comprando café en el camino, respirando sin mascarilla y pensando en cómo se agradece todo lo bueno que te entrega la vida.
También imagino un mundo ideal, uno que sería perfecto para mi, si todos fueran más honestos, más cariñosos, menos rencorosos y reactivos. Si se alegraran por lo bien que lo está haciendo uno u otro.
Me imagino a la Camila de 10 años más, la de 45 años y me veo como una mujer con harta experiencia, con más sabiduría, mucho más segura y confiada de mis conocimientos, con tanto tanto aprendido, aunque igual de lista que ahora para tomar desafíos.
¿Ustedes hacen este trabajo reflexivo con ustedes mismas? ¿Piensan en dónde estuvieron, donde están y hacia dónde van? Mi consejo es que no le dejen a la vida decidir por ustedes, si la vida te lleva por el rumbo equivocado, tenemos las suficientes skills para ir hacia otro, hacia donde realmente queremos llegar.