Y no hablo de proyectos laborales, hablo de los mini proyectos personales de uno, de la casa y de nuestros espacios.

No se si sola podría hacerlo como lo hago con el Gino, la verdad, la mayoría de las cosas las hace él, porque es diseñador, tiene ese don y habilidad innata, buen gusto y formación, que yo precisamente no tengo. Es inevitable que me ponga en ese caso, y creo que sola trataría de hacerlo pero lo arruinaría todo.

Amo tener al Gino, porque piensa igual que yo, no nos cuesta tomar decisiones juntos porque nos gustan las mismas cosas y él me ha enseñado ver todo con otros ojos, y como aprendo rápido, juntos nos potenciamos.

Pero soy yo la que siempre anda inventando cosas, aunque los dos no podemos vivir sin estar haciendo cosas, entonces él se sube a mi carro fácilmente. Siempre estoy buscando qué falta, qué se podría ver mejor, siempre ando cambiando las cosas de lugar porque aunque les extrañe, siento que es demasiado difícil decorar y componer un cuadro que realmente se vea bien.

Entonces en mi hambre constante por aprender de interiorismo, uso mi casa de ensayo todos los días y cuando digo todos los días, les juro que muevo las cosas todos los días.

Lo paso bien y si es con el Gino al lado mío, mejor, porque entremedio bailamos, nos abrazamos y disfrutamos juntos los resultados de nuestra creatividad.

Este muro en particular, fue el único muro que no pintamos cuando llegamos a este departamento, porque se veía medianamente decente, lástima que con el tiempo y nuestra locura, hicimos muchos cambios como instalar una repisa completa, cuadros y perchas. Todo eso, más los arreglos improvisados, resultaron en un desastre y con eso aproveché de convencer al Gino de pintarlo pero de otro color.

Ni si quiera vi opciones, sabía que este muro tenia que ser beige porque la mayoría de la decoración es blanca. Tampoco quise comprar una pintura tradicional y fui directo a Benjamin Moore que tiene colores increíbles y justo lo que yo quería.

En total contamos 19 hoyos que el Gino tuvo que tapar uno por uno, pero valió tanto la pena. Estoy demasiado feliz con el resultado y les recomiendo, sobre todo si se sienten desmotivados o tristes, a atreverse a mover cosas, no importa el tamaño ni las condiciones del lugar, con poco se puede hacer mucho y le hace bien a la mente y a las energías, de uno y del lugar.