Es un tema que me ha estado dando muchas vueltas últimamente, lo de reconocer que aunque quisiera no logro dar mi 100% en todos los compromisos que adquirí este año.

No me había pasado antes, que a pesar de que estoy muy contenta con todo lo que se ha concretado, creo que no he logrado mis expectativas personales, respecto a rendimiento y entrega.

No me siento triste al escribir esto, más bien soy de las personas que buscan soluciones, me pregunto cómo podría desafiar a la frase “el que mucho abarca poco aprieta”.

Y aunque pareciera ser que lo correcto es dejar de tomar tantas cosas, estoy feliz con los proyectos que tomé este 2021 y me cuesta, inmensamente, tomar la decisión de dejar alguno de lado.

Respecto a enseñanzas, eso si ha superado mis expectativas. Aunque muchas de las cosas que me toca a hacer simplemente no son de mi agrado, cada una de ellas es una tremenda enseñanza.

Hoy me siento más madura, más firme, mucho más segura de las posturas que tomo al tener que enfrentar algo, quizás un poquito menos dócil que antes y definitivamente mis intereses cambiaron del cielo a la tierra. La Camila del 2017 era un ser extremadamente sociable, esa Camila no sabía decir que no y siempre pensaba en el resto antes que en ella misma.

Hoy me importa menos el resto, sobre todo cuando me toca ser “compasiva” por las malas decisiones de otras personas que se cruzan en mi camino, ya no le doy importancia a ese tipo de situaciones y las dejo viajar hacia el pasado como si nunca hubieran existido.

Ya no me gustan las personas y antes me encantaban las personas, conocer gente nueva era mi pasión y ya no, ¿cómo alguien puede cambiar tanto en tan poco tiempo?

El factor edad me está afectando y a pocos meses de cumplir 35, todo lo que mi mamá me decía sobre la adultez se empieza a concretar.

Aunque nunca termino de conocerme y estoy siempre en constante cambio, me gusta la lucidez que tengo ahora para tomar decisiones, esta característica es la que va a ayudarme a elegir qué es lo mejor para mi. Aunque ahora me siento realmente “overwhelmed” de orgullo por tantos resultados lindos este año, creo que hay que bajarle el volumen a la ambición y empezar a pensar menos en grande, porque ¿de qué sirve tener tantos logros si no dejamos el tiempo para disfrutarlos?