Ya olvidé cuando fueron exactamente mis vacaciones, solo se que fueron hace poco aunque se sienta como que ya ha pasado mucho tiempo y que otra vez necesite, más que un descanso, una distracción.

Estos últimos años, no solo por la pandemia, sino por la consecuencia de decisiones personales, han sido años de mucho trabajo. Yo lo decidí, me lo propuse y lo proyecté hace años atrás, cuando solo tenía 1 trabajo y sentí que era capaz de tomar algo más. Sin saber lo que era, le dije al universo que me trajera nuevas experiencias de aprendizaje.

Siempre pienso o imagino las cosas que quiero como un todo, me preocupo de cada detalle para que se cumpla exactamente como yo quiero y que no venga el universo a darme lo que a él le da la gana.

Lo hago para protegerme, cuando pensé que quería tener una segunda oportunidad laboral, lo materialicé en mi mente como un trabajo en el que me sintiera capaz de hacerlo sin síndrome del impostor, sin inseguridades y nunca verme sobrepasada por encargos o cosas que no supiera hacer.

Lo otro importante para mi, era poder hacerlo bien, ser un aporte en el camino hacia lograr objetivos, ir tachando check lists, concretando y por sobre todo, aprender cosas nuevas, que es lo que más me cuesta.

En mi vida siempre he sido negada a aprender, no me gusta que me enseñen, me pone de pésimo humor. Prefiero descubrir y aprender sola en base a ensayo y error. Así lo he hecho en mi trabajo y en los proyectos que he ido tomando.

Pedir un segundo trabajo lo hice con cierta duda, pero llegó. Llegó tal como lo proyecté. Y aunque no asimilas bien lo que aprendes hasta que el periodo termina, yo siento que he aprendido un montón.

Es tan parecido a como cuando practicas un deporte y tu cuerpo empieza cada vez a ser más dominable y dócil. Toda esa rigidez se va luego de un par de entrenamientos.

Y así pasa con un nuevo trabajo o el inicio de algo nuevo, donde no tienes mucha experiencia, donde no manejas algunos conceptos, donde seguramente no conoces a quién te diriges y tienes que aprender todo desde cero, hasta que el tiempo pasa y te ves manejándolo todo.

Elegí esta vida atareada porque siento que estoy en el mejor momento de mi vida para hacerlo, nunca creemos estar en el mejor momento y se nos pasa la vida esperándolo, en cambio, yo se que este es mi mejor momento, donde mi mente está más alerta, más abierta, todavía muy actualizada e informada. Más que cuando era más joven, donde algunos pensamientos inmaduros me llevaban por los caminos equivocados.

Lo importante es que yo creé está realidad solo queriendo, aunque suene a creencia pseudocientífica. Es como mayormente funciona mi vida y la rueda va a parar cuando yo quiera que pare.

Hoy estoy empezando mi tercer trabajo, por un periodo de 2 años y enfrentándome a cosas totalmente nuevas para mi. Por eso me senté a escribir este journal, porque no hay mejor forma de encajar que repasar los hitos a los que me he enfrentado.

Se que desde ahora hay menos tiempo y más cansancio, pero la vida no es para estar echada viendo tele. La mía por lo menos no. A pesar que no le pedí al universo este trabajo, entiendo perfectamente lo que me quiere enseñar. Y es que no importa cuántas cosas hagamos, sino el equilibrio que podamos mantener entre las decisiones que tomemos.