De que estamos dañados, lo estamos. Los chilenos más que nadie, nuestro propio gobierno juega al kick boxing con nosotros desde octubre y es una desilusión tras otra.
¿Y ahora se quieren hacer los tontos con el plebiscito? Es como que constantemente quedo paralizada sin ya saber qué sentir, con una presión en la guata y con mi mente tratando de atar cabos sueltos, tratando de buscar culpables y soluciones milagrosas, un super héroe, un alzamiento social potente o una revolución real.
En las noches tengo sueños extraños, he soñado que pierdo el gusto, que no le siento el sabor a la comida (Coronavirus) y también he soñado que sacrifican guaguas frente mío (Wikileaks Hilary Clinton).
El exceso de información es tan contaminante, que a veces me toma el espíritu del hombre que fue en avioneta a comprar jaibas y me dan ganas de irme a una casa de un lago a pasar la cuarentena, algo así como a la segunda vivienda que no tengo pero aislada real del mundo.
Otras veces pierdo totalmente el miedo y digo, lo primero que haré cuando se pueda viajar es volver a NY, me veo tomando un latte en un starbucks leyendo el NY times, caminando por el Soho y por el High Line. En las tiendas de zapatillas sin ninguna otra preocupación que el dolor de pies.
Y sigo desvariando, porque aún no se me quitan las ganas de vivir en otro país. Cuando pienso que está la zorra, también pienso que la gente, nosotros, vamos a tener que aprender a vivir con esto y no descarto ninguna posibilidad.
Entre todas mis locuras, también me imagino viviendo en una casa con patio y lo primero que haré es remodelar la cocina y los baños. Quiero pisos hidráulicos y grifería negra. En mis sueños despierta me da paja pensar en tener una huerta, así que probablemente también me de paja hacerla cuando sea de verdad y mi papá termine haciéndola por mi. Pero también pienso en lo felices que van a estar las gatitas de vivir en mi casa imaginaria.
En fin, así esta funcionando mi cerebro en este segundo mes de cuarentena, con una verborrea que ni yo me soporto. Así que me imagino que tanto para mi como para ustedes, es muy necesario cuidarnos, reencantarnos, reinventarnos y valorarnos por lo que realmente somos.
Los rituales que hago
Journaling o escribir mi diario de vida
Escribir en general es una terapia para mi y siempre lo ha sido, así presenté este blog hace muchos años. Aquí encontrarán todo sobre mi, mis secretos más íntimos, mis tristezas y alegrías, las cosas que he aprendido y los logros que he tenido.
El momento de escribir de por sí es un ritual, la luz que enciendo, lo que estoy tomando y la hora del día en que lo hago, siempre es por las noches, con un té y una luz tenue.
Quiero aprovechar de compartirles por qué es bueno escribir y si lo hacen solo para ustedes es mucho mejor según los especialistas.
“Según un estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Rochester tener un diario de vida puede ayudar a disminuir la ansiedad y el estrés e incluso disminuir síntomas de la depresión.
Camila Chamorro, psicóloga clínica y magíster en perspectivas críticas contemporáneas de la Universidad Austral de Chile, explica que escribir es una herramienta que se utiliza en terapias psicológicas para ayudar a los pacientes.
Puede ser una herramienta útil en estos tiempos complejos para quienes tienen afinidad con la escritura, e incluso para las personas que tienen alguna dificultad para expresar sentimientos y sensaciones de forma oral.
Para las personas tener algún registro de los sucesos que pueden ser significativos de la vida, es una constante a lo largo de la historia: fotografías, escritos, vídeos, cartas”, explica Camila Chamorro. Es una forma de permanecer en el tiempo, por personal que sea el registro. Puede que este no tenga alcances históricos, sin embargo, es una forma de inscribirse en su propia historia y existencia con las generaciones venideras.
Si la escritura es algo que disfrutas, darte un tiempo breve para plasmar algunas reflexiones para uno, y no en redes sociales, podría ser un ejercicio mucho más provechoso”.
Mi morning routine
La mía siempre comienza con el café y el desayuno, abrir las cortinas, arreglar la mesa para tomar desayuno, conversar sobre las noticias del día y sobre qué tiene que hacer cada uno.
Todos los días, a la misma hora para estar lista para trabajar y con la mente despejada, la intoxicación mental viene en la tarde, jaja. La mañana es de una energía limpia y engañadora, que nos cautiva y nos hace creer capaces de hacer cualquier cosa que nos propongamos, hasta que nos acordamos que estamos encerrados.
Las video llamadas nos distraen y por momentos me hacen olvidar todo lo que esta pasando, me concentro en lo que tengo que hacer en mi trabajo, trato de sacar la mayor cantidad de pendientes posibles y lo único que me hace desconcentrarme es acordarme del café, el segundo del día.
En las mañanas no suelo pensar en preocupaciones, mi mente fresca busca hacer cosas, espera que aparezcan nuevas ideas y posibilidades, soy más joven por las mañanas y resisto estoica hasta que me da hambre.
Spa en la casa
Así le digo yo al momento religioso que me trato de regalar por lo menos 1 vez a la semana. Para mi cumpleaños mi mejor amiga tuvo la brillante idea de regalarme una bomba de baño, que nunca me habían llamado mucho la atención, pero al probarla me encantaron los olores, el color del agua y la experiencia.
En cuarentena, lo más compatible con el tiempo libre son los baños de tina y si los organizamos con más empeño, se convierten en un placer total.
Lo que yo hago para que mis baños de tina sean perfectos:
- Sumergir una bomba de baño
- Prender velas aromáticas o velas normales
- Poner música relajante
- Leer un libro dentro de la tina, encontré las mejores posiciones para leer y es lo máximo.
Estoy mínimo 1 hora dentro del agua y la sensación es exquisita, trato de no pensar en cosas preocupantes y me concentro en sentir el calor en las piernas, en mojarme el pelo, en sentir los olores y disfrutar el momento al máximo. Me desconecto del celular y leo algunos capítulos de mis libros, cambio de posiciones dentro de la tina como si fuera mi cama y les prometo que así se siente cuando uno entra en confianza.
Termino con una ducha exquisita con mis productos para el pelo Davines, que tienen olores que no les puedo explicar por aquí y después cremas y peluquería.
Regalarse un momento con lo que tengamos en la casa, no importa si no hay bombas, ni cosas exóticas, solo basta con el agua caliente y regalarte un momento para ti y para relajar tu mente.
Los rituales que me gustaría hacer
- Tener clases de baile virtuales
- Hacer ejercicios de respiración
- Salir a caminar o andar en bicicleta
- Alargar mis series y rutina de ejercicios
- Hacer yoga
- Tomar té de lavanda todas las noches
Sobre el amor propio en la vida real
Abstrayéndonos de la Pandemia, el amor propio es algo que trato de reforzar todo el tiempo. Como todas, tengo inseguridades y miedos que acarreo por mucho tiempo y de hecho, mi memoria espiritual tuvo algo así como un remezón el año pasado, que trajo todos esos miedos a flote.
Esos sentimientos negativos que nos ahogan y atrapan cuando menos lo necesitamos, pero que están ahí para enseñarnos y demostrarnos todo lo bueno que tenemos y lo capaces que somos para desterrarlos de nuestros mejores momentos.
Una de las técnicas que uso para estimular mi amor propio es recordarme que todas somos únicas, parecidas pero muy distintas a la vez, a todas nos gustan cosas diferentes, tenemos costumbres y modos de ser, radicales y originales. Todas pasamos por buenos y malos momentos y ninguna de nosotras es menos que la otra, solo vivimos periodos diferentes de nuestras vidas, solo somos diferentes y únicas a la vez.
Algo así como que la ley de la vida feminista, entre nosotras, debería ser nunca enviarnos energías negativas, nunca desearnos mal, siempre ayudarnos y si no nos queremos, soltarnos.
Así que eso trato de hacer para no contaminarme y no enfermar mi mente, soltar a las amigas que tuve y que perdí, perdonarme por los errores que cometí y no creer que por haberme equivocado soy menos.
Potenciar mi escudo imaginario, uno que creé simbólicamente hace muchos años, quizás por ahí cuando abrí este blog. Para mi ese escudo existe y me protege de cualquier energía negativa, comentario negativo sobre mi o malos pensamientos de otras personas. Cada cierto tiempo hago el ritual de recordarlo y reconstruirlo: “Este es mi escudo protector (y lo imagino en mi cabeza como una gran circunferencia blanca, una nube blanca de vapor y luz que me rodea por completo) y me protegerá de todo mal, no dejará entrar energías negativas, ni hechizos, ni maldiciones”.
Digamos que llevo 10 años con ese escudo y aunque no lo crean, ninguna energía negativa externa lo ha penetrado, jaja. Y ahora que lo pienso, me pone muy feliz su efectividad.
Y por último, siempre reforzarme que soy capaz, que tengo que esforzarme más, que tengo que aguantar las cosas que no me gustan para llegar a lo que me gusta y que el camino lo pavimento yo y nadie más. En fin, creo que el amor propio tiene mucho que ver con la fuerza que tenemos y con la fuerza de voluntad. Cultivarla y continuar.